Estudiar ciencia para entender el arte
- Elena Morera
- 8 jun 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 jun 2019
¡Del arte no se vive! ¿Alguna vez has escuchado esta afirmación? Es normal que, si nos fascina el arte en todas sus expresiones, se nos presenten grandes dudas a la hora de elegir qué grado o máster queremos estudiar. Si te encuentras en este dilema… ¡sigue leyendo!, a lo mejor podemos convencerte. El mundo del arte es muy extenso y engloba una gran cantidad de profesiones.
En la actualidad se localizan tres claros caminos universitarios básicos relacionados con arte: creación, documentación y protección. Bellas Artes, Historia del Arte y Conservación – Restauración de Bienes Culturales. Estos perfiles se deben complementar entre sí, trabajando de manera interdisciplinar, cuando se trata de conseguir estudios muy completos de piezas artísticas.
Aun así, aunque hace 50 años hubiera parecido incompatible, se deben añadir en esta miscelánea profesional los conocimientos científicos de otras especialidades, que ayudan a completar las interpretaciones de los resultados. El método científico es el procedimiento que rige el estudio de la obra artística, para así obtener una lectura completa de una pieza: caracterización e historia de los materiales, información tecnológica y sociológica, alteraciones, preservación, etc. Este proceso permitirá determinar las conclusiones más valiosas e interesantes: la datación, autoría y autentificación de una obra de arte.
El Máster en Peritaje, Evaluación y Análisis de Obras de Arte lleva por objetivo profesionalizar a los estudiantes mediante la aplicación del empirismo científico en la historia del arte y, por otra parte, crear profesionales del mercado del arte y la gestión del patrimonio. El contenido y las asignaturas del máster se puede ejemplificar a través de varios ejercicios diferentes realizados a partir del estudio de una obra artística. Veamos el caso de Bodegón con Besugo, óleo sobre tabla estudiado en el Centre d’Art d’Època Moderna de Lleida, donde llegó erróneamente atribuido en a dos pintores: en primer lugar a Edouard Manet y, después de un estudio que lo negó, se atribuyó a Francisco de Goya, aunque también se desestimó. Examinemos cómo el conocimiento profundo de esta pintura estimula y pone a prueba distintos perfiles profesionales.
Tras un largo análisis organoléptico –referido a la valoración del objeto con todos los sentidos– se determinaron las características materiales evidentes y el proceso de ejecución de la pintura y, seguidamente, se realizó la descripción iconográfica de la obra, es decir, de aquello que aparece representado en la pintura. No obstante, los análisis técnicos de la obra son los que proporcionaron la información más relevante para continuar la investigación.

La lectura de los rayos X reveló una pintura inferior, que modificaba la historia y comprensión del proceso creativo de la obra. Además, la luz ultravioleta hizo visible la retirada de una firma y una antigua restauración. Análisis con otros tipos de luz –o radiaciones electromagnéticas– y RAMAN –que permite la identificación directa de los materiales pictóricos– determinaron qué tipos de pigmentos se habían utilizado (este último con la ayuda de profesionales químicos, claro).
Todos estos análisis fueron la clave para determinar la datación y autoría de la obra: no podía ser obra de Goya ya que no correspondían los períodos de vida del artista con la invención del pigmento amarillo de cromo, ni tampoco de Manet porque no coincidía la paleta cromática.
Para seguir la pesquisa, el análisis histórico artístico sirvió para completar un estudio comparativo con varias obras de hipotéticos autores según las antiguas atribuciones de las que teníamos noticias. El ductus y el cursus del artista desconocido diferían de la técnica tanto del pintor español, como del francés. Observad las imágenes siguientes y comparad las dimensiones de la pincelada, su grosor o su longitud:

Mientras que Goya utilizaba una pincelada prácticamente invisible, nuestro besugo evidenciaba unas pinceladas muy coloridas y de corto recorrido. En cambio, si observamos el siguiente par de imágenes, vemos que Manet, en la obra “Anguila y Salmonete” utiliza también unas pinceladas evidentes, pero más anchas y largas que las que se observan en el besugo:

La localización de una fotografía clave dio un giro inesperado a la investigación: tomada en 1939, la fotografía del cuadro presentaba la firma de Edouard Manet justo donde los análisis técnicos revelan unos restos borrados, ilegibles. Ya que los estudios previos determinaron que no es una obra de Manet, se concluyó que la obra fue manipulada, seguramente en un intento de fraude económico. Aunque no se ha podido determinar su autoría, se descarta que fuese ejecutada como objeto de falsificación, sino que se añadió la firma posteriormente para comercializar la obra. ¿No os parece fascinante descubrir la vida de una obra? Para concluir este informe se peritó el valor de la pieza para su posible venta en el mercado –¡alrededor de los 600€!– y con la obligación de solicitar un permiso de exportación si se desea vender en el extranjero.
Sin duda que el material recabado en el estudio de la obra pictórica resulta fascinante. Por eso, el segundo módulo de este máster dedica una asignatura al comisariado de una exposición, donde los alumnos pueden llevar a la práctica su primera exposición como comisarios en una de las salas del rectorado, elaborando desde el planteamiento, el discurso, los contenidos, hasta el montaje e inauguración. Por otra parte, si somos capaces de estudiar una obra pictórica a fondo y de montar una exposición para explicarlo, ¿por qué no plantearnos la posibilidad de abrir una pequeña empresa y, a la vez, practicar con la gestión de patrimonio e instituciones artísticas? Los proyectos de cada asignatura nos permiten desarrollar estos temas y trabajarlos. Así que ya lo veis, necesitamos potenciar la difusión de los estudios fuera de las aulas: todo aquello que no se publica o divulga, es desconocido para aquellos que desean seguir investigando.
¿Qué vas a responder la próxima vez que te digan “¡Del arte no se vive!”? Todo puede ser visto desde distintas perspectivas y, aunque la ciencia no sea tu punto fuerte, te será mucho más fácil de entender si conoces dónde te puede llevar y la combinas con lo que te apasiona: el arte.
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