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  • Miriam Carmona Campos

Arte y Ciencia, un caso de estudio: La Asunción de la Virgen

Los historiadores del arte podríamos coincidir en que nuestra labor es apasionante y compleja a partes iguales, quizás la podríamos definir como apasionantemente compleja. Desde los estudios universitarios se ha priorizado la enseñanza basada en el estudio documental histórico-artístico, donde la comparación formal y estilística es el pilar fundamental de la aproximación a los diferentes periodos de la historia del arte. Ciertamente es una parte imprescindible para la formación de cualquier historiador del arte, aunque no es el único modo de aproximarse a las obras, también la ciencia puede ser una herramienta útil para nuestra labor. En los últimos tiempos el discurso tradicional de cómo tratar y entender la historia del arte está cambiando. Desde el Máster de Peritaje, Evaluación y Análisis de Obras de Arte de la Universitat de Lleida, se ofrece una formación que complementa el estudio histórico-artístico e estilístico-formal de las obras de arte, apostando por las posibilidades que ofrecen las técnicas de análisis multi-banda y su utilidad para nuestra labor profesional.


 

El ojo no es capaz de verlo todo. La atenta inspección visual es de gran importancia cuando hablamos de comprender una obra de arte, por supuesto, pero para entender la materialidad, la construcción y/o sus características particulares hace falta algo más que la plena confianza en nuestra capacidad de observación. El concepto de connaisseur y las teorías sustentadas únicamente sobre la fiabilidad de una cultivada experiencia puede conducirnos a hipótesis erróneas. Nadie pone en duda que la experiencia adquirida mediante el ejercicio de observar diferentes obras de arte educa la vista, la hace más hábil y perspicaz, pero hay que reconocer la importancia de la tecnología para desvelar aquello que se nos escapa a simple vista.


Una de las posibles herramientas a las que nos venimos refiriendo son las técnicas de análisis multi-banda, que consiste en la realización fotografías a diversa longitud de onda del espectro lumínico. Mediante estas imágenes obtenemos información que es imposible advertir utilizando la mera visualización ocular. La interpretación y confrontación de las diferentes técnicas nos aportan otra lectura, proporcionando información que complementa el estudio histórico, artístico, estilístico y formal de una obra.


¿Pero qué tipo de información se puede obtener de estas imágenes?

Para contestar a esta pregunta mostraremos a continuación algunas de la técnicas y herramientas empleadas en el estudio de La Asunción de la Virgen, un óleo sobre cobre del que no se tenía ni autoría ni procedencia conocida.



Iconográficamente la obra responde a una representación de temática mariana, la Asunción de la Virgen María a los cielos, una escena que gozó de un especial éxito después de la Contrarreforma (1545-1563). Formal y estilísticamente, la escena muestra un modelo de representación italiano estrechamente relacionado con una de las fórmulas empleadas por Guido Reni (1575-1642) para figurar la Virgen: el rostro ladeado, la mirada dirigida hacia el cielo, los brazos extendidos y elevada por dos ángeles. Después de observar más modelos visuales del arte del norte de la Italia del siglo XVII, se plantea la hipótesis de que sea una obra relacionada con la escuela boloñesa de finales del mismo siglo.



No toda la información relevante viene dada desde la parte frontal de la pintura, también el reverso nos puede proporcionar información.

En este caso se observó que la pintura está aplicada sobre una lámina de cobre. Este dato es especialmente significativo, ya que nos proporciona una aproximación cronológica documentada. Los óleos sobre cobre fueron más abundantes a partir de mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII, momento en que empezó su paulatino desuso, como lo demuestran muchas piezas hispanas realizadas sobre este soporte hasta bien entrado el siglo XVIII.


En cuanto a las pruebas técnicas que se realizaron, hablaremos primero de la observación mediante microscopía.




Esta visualización entre 20 y 200 aumentos nos proporcionó datos sobre algunas alteraciones del cobre (nº 1, 2 y 3), las cuales afectan tanto al anverso como al reverso, además de poder observar las características constructivas de la capa pictórica (nº 4 y 5).


La segunda técnica realizada fue la fotografía ultravioleta (UVF), la cual permite evaluar principalmente: el estado de conservación, los posibles repintes o añadidos y los barnices. Esta prueba también puede ser útil para identificar las tipologías de pigmentos empleados, lo que ayuda a saber si coincide con la cronología propuesta o no. Todas las manchas oscuras que se observan son los numerosos repintes y reintegraciones cromáticas de las diferentes restauraciones que ha sufrido la pieza.


La tercera y última fotografía fue la infrarroja (IR), la cual nos permite detectar el dibujo subyacente y los posibles cambios en el diseño preparatorio de la pintura. Aun así, no siempre se puede observar el dibujo, aunque este exista, uno de los requisitos fundamentales para verlo es que esté hecho con un material compuesto por carbono. Esto es precisamente lo que pasa en esta obra, se observa algún trazo puntual, como en la túnica y el rostro del ángel de la derecha, pero en términos generales se hace difícil de observar con claridad.



 

En resumen, hemos visto como la hipótesis planteada que relaciona la obra iconográfica y estilísticamente con la escuela boloñesa de finales del siglo XVII, no se ve refutada por las pruebas técnicas. Por ejemplo, la fotografía ultravioleta ha resultado especialmente útil para confirmar que la obra no contiene pigmentos posteriores al siglo XVII. Después del examen organoléptico y la observación mediante microscopía, se determinó que la degradación de la capa pictórica superficial responde a posibles alteraciones de la lámina de cobre con la pintura, alteración acorde con la antigüedad estimada de la pieza. Además, en la fotografía infrarroja se puede intuir un dibujo preparatorio subyacente, realizadopor la combinación de trazos en medio fluido y seco, vestigios de un proceso creativo usual en la época.


Conocer la materialidad y construcción de la obra puede ser útil para situar estilísticamente, para proponer una cronología o incluso establecer una sólida autoría, como también nos ayuda a identificar incoherencias y falsificaciones. En definitiva, la ciencia y la tecnología aplicadas al arte son un buen aliado para todos aquellos que queramos aproximarnos a la investigación de las obras mediante una mirada profundamente analítica y, de este modo, reconstruir históricamente sus procesos creativos.

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